viernes, 13 de noviembre de 2015

Nueva convulsión alimentaria: Ahora resulta que la leche entera es sana



Cada día, el mundo alimentario sufre alguna convulsión. Durante años nos han estado machacando con que la leche entera no era recomendable para la población adulta y se nos inclinaba hacia la lecha desnatada o libre de grasas. Pero, una nueva convulsión acaba de zarandear el sector: ahora resulta que la leche entera no es desaconsajable, es sana.





Las grasas trans y saturadas, culpables de la mala fama a la leche entera
Así como ha sucedido con otros alimentos de origen animal, la leche entera fue desaconsejada durante mucho tiempo debido a la calidad de sus grasas que son en su mayoría, grasas saturadas que pueden elevar el colesterol en sangre y por ello se han vinculado a mayor riesgo cardiovascular. Incluso la American Heart Association en el año 1993 vinculó una mayor ingesta de grasa saturadas y colesterol con mayor riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares, sin embargo, también se observó que el consumo de frutas y verduras protege ante el efecto de este tipo de lípidos.
Pero, al parecer estos estudios pasaron por alto aspectos que hoy en día ponen en tela de juicio la indicación de reemplazar la leche entera por una alternativa desnatada, y durante muchos años creímos que la grasa saturada de la leche y su mínimo aporte en grasas trans podría ser perjudicial para la salud. En la actualidad la ciencia demuestra lo contrario.

La leche entera no es perjudicial
La leche, como otros alimentos lácteos o de origen animal, es fuente de grasas saturadas en su mayoría, colesterol y también contiene un mínimo de grasas trans de origen natural.
Por supuesto, también es fuente de calcio, vitamina D y A, potasio y otros micronutrientes que podemos encontrar en la leche desnatada, pero la principal diferencia y la razón por la cual se desaconsejaba la ingesta de leche entera eran sus grasas.
Hoy, no sólo sabemos que el colesterol que comemos tiene poca influencia en nuestro organismo, sino que además, las grasas saturadas cada vez se desvinculan más del riesgo cardíaco y metabólico.
Así, una investigación publicada en la Annual Review of Nutrition de este año vuelve a alejar a las grasas saturadas del riesgo cardiovascular y señala que si bien la sustitución de este tipo de lípidos por ácidos grasos poliinsaturados puede resulta beneficioso para la salud, no ocurre lo mismo si reemplazamos grasas saturadas por hidratos de carbono, sobre todo, simples o azúcares.
Además, otros factores pueden influir en nuestro organismo, tales como la ingesta de frutas y verduras u otros hábitos de vida que acompañen a la ingesta de grasas saturadas.
Por si fuera poco, un estudio de la European Heart Journal publicado este año, señala una diferencia entre las grasas trans naturales e industriales, dejando claro que las primeras no perjudican la salud ni elevan el riesgo cardiovascular como sí lo hacen los aceites hidrogenados o grasas trans artificiales que hoy en día encontramos en la mayor parte de los alimentos procesados, como la bollería industrial.
Entonces, todas las razones por las cuales hasta el momento se desaconsejaba la ingesta de leche entera y la elección, en su reemplazo, de lácteos desnatados, hoy en día parecen no existir o desaparecer a la luz de las nuevas evidencias científicas.
Y ahora, pues, una nueva convulsión gastronómica: la grasa de la leche entera es sana pues al parecer, no perjudican en nada la salud del organismo.

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